http://dx.doi.org/10.1016/j.cya.2017.04.003
Artículo de
investigación
Propuesta de un
modelo de medición de la competitividad mediante análisis factorial
Proposal of a model to measure competitiveness through
factor analysis
Juan José García Ochoa1*
Juan de Dios León Lara1
José Pablo Nuño de la Parra2
1 Universidad de
Sonora, México
2 Universidad
Popular Autónoma del Estado de Puebla, México
*Autor para correspondencia: Juan José García Ochoa, email: jjgarcia@navojoa.uson.mx
Resumen
En este artículo se presenta una
propuesta de modelo para medir la competitividad de los tres niveles
geográficos simultáneamente: país, estados y municipios, utilizando para ello
un método multivariado de análisis factorial que ayuda a identificar a cinco
factores, siete subfactores y treinta variables, con
los que se miden y presentan los resultados de un estudio empírico sobre once
entidades: el país, el Estado de Sonora y nueve municipios que representan el
80% de la población y el 80% de su PBT. Los resultados indican que el municipio
de Hermosillo fue el más competitivo en 2010.
Palabras clave: Modelos de competitividad, Índice de
competitividad, Determinantes de la competitividad, Caracterización de la
competitividad.
Códigos JEL: J21, O18, R11.
Abstract
This
article presents a proposal of a model to measure competitiveness at the three
geographical levels simultaneously: country, states, and municipalities by
using a multivariate factor analysis resulting in the identification of five
factors, seven subfactors and thirty variables used
to measure and to present the results of an empirical study of several
entities: the country, the state of Sonora and nine municipalities that
represent 80% of the population and 80% of its Total Gross Production (PBT).
The results show that the municipality of Hermosillo was the most competitive
in 2010.
Keywords: Competitiveness models, Competitiveness index,
Determinants of competitiveness, Characterization of competitiveness.
JEL classification: J21, O18, R11.
Recibido:
26/03/2015
Aceptado:
28/01/2016
Introducción
Desde la antigüedad, la productividad ha sido un tema
relevante en el desarrollo económico y en el bienestar social de los países, y ha
sido estudiada desde las teorías clásicas de la ventaja absoluta, la ventaja
comparativa y la ventaja competitiva de las naciones, hasta los modelos
extendidos que solventan algunas de las deficiencias de estas teorías.
En esta investigación se presenta una
propuesta de un modelo conceptual, el cual fue probado empíricamente para medir
la competitividad simultáneamente en los tres niveles geográficos que son el
objeto de estudio: municipal, estatal y nacional. Con este trabajo se pretende
contribuir con un paso más en el camino hacia la competitividad en las
regiones.
Marco analítico de la
competitividad
Concepto de competitividad
y sus factores determinantes. Los
orígenes del concepto de competitividad se remontan a los siglos xv-xvii, con la teoría económica llamada mercantilismo . En esta
teoría, la forma de crear riqueza para el país era por medio del comercio
exterior, en donde se aplicaba la siguiente regla: el valor de lo que se vende
a los extranjeros anualmente debe ser siempre mayor a nuestro consumo de sus
productos. Así, el mercantilismo miraba el comercio exterior como un juego de
suma cero, en donde la riqueza de un país se da por el déficit comercial del
otro país ( Hidalgo Capitán,
1998). Sin embargo, la teoría clásica de Adam
Smith de 1776, en el título «Investigación sobre la naturaleza y causa de la
riqueza de las naciones», critica el punto de vista mercantilista que concebía
al comercio como un juego de suma cero ( Smith, 1937 ). En su lugar, Adam Smith
entendía el comercio como un juego de suma-suma en donde todos los socios
comerciales se pueden beneficiar con los menores costos unitarios, es decir,
con base en la ventaja absoluta. Por su parte, David Ricardo (1817) aplica la
siguiente regla: «el país superior debería especializarse en la producción de
aquel bien donde se tiene la mayor ventaja absoluta y el país inferior debería
especializarse en el bien donde se tenga la menor desventaja absoluta» ( Ricardo, 1971 ). Esta
regla fue conocida como «la ventaja comparativa» ( Cho y Moon, 2013; Ramos Ramos,
2001 ). Aun cuando el modelo de Ricardo explica el comercio con base
en los niveles de productividad entre las naciones, este no explica por qué
existen dichas diferencias.
Teoría
neoclásica. Eli Heckscher (1919) y Bertil Ohlin (1933) crearon la
teoría de la dotación de los factores (Heckscher, 1949). Ellos
desarrollaron el modelo atendiendo la idea de que todas las naciones cuentan
con una tecnología similar , pero que
dichas naciones difieren en sus dotaciones en tres determinantes (o factores)
de producción, que son: capital, fuerza laboral y recursos naturales (Jones, 2011 ). Esto
significa que, en el marco del modelo HO, un país o una región tenderá a ser
exportadora neta de los productos y/o servicios factoriales «relativamente
abundantes» en su geografía e importadora neta de aquellos bienes y/o servicios
factoriales «relativamente escasos» ( Artal, Castillo
y Requena, 2006; Artal-Tur, Llano-Verduras y Requena-Silvente, 2009; Nyahoho, 2010; Juozapaviciene y Eizentas, 2010 ).
La
teoría moderna basada en los principios clásicos se asocia
inicialmente a Paul Krugman (1979)
, y de acuerdo con sus proponentes la ventaja comparativa se mide por la
productividad, la cual a su vez se define no solo por la dotación de los tres
factores antes señalados, sino también por factores como inversión en
capacidades laborales, infraestructura especializada, redes de proveedores y
vigilancia tecnológica, entre otros factores determinantes ( Travkina y Tvaronaviciené, 2010).
La teoría
de la competitividad es representada por Michael Porter (1990), quien en su libro The Competitive
Advantage of Nations creó sus
bases y la conceptualizó: «La prosperidad de una nación depende de su
competitividad, la cual se basa en la productividad con la cual esta produce
bienes y servicios. Políticas macroeconómicas e instituciones legales sólidas y
políticas estables son condiciones necesarias pero no suficientes para asegurar
una economía próspera. La competitividad está fundamentada en las bases
microeconómicas de una nación: la sofisticación de las operaciones y
estrategias de una compañía y la calidad del ambiente microeconómico de los
negocios en la cual las compañías compiten. Entender los fundamentos
microeconómicos de la competitividad es vital para la política económica
nacional» ( Hergnyan, Gabrielyan y Makaryan, 2008 , p. 13). En este contexto, la
productividad se basa en dos factores: la calidad del ambiente microeconómico
en el que los negocios compiten, referente a los factores físicos del modelo de
diamante (en donde dentro de la condición de los factores se identifican, entre
otros, los tres factores determinantes de la ventaja comparativa), y la
sofisticación de la empresa referente a la capacidad tecnológica de absorción,
de mejora y de creación de innovación.
Nivel
geográfico de análisis del concepto de competitividad. De la
teoría de Porter (1990) se desprende un debate, encabezado por
Paul Krugman (1994), sobre el concepto de competitividad
de las naciones .
Primeramente argumenta que a nivel de empresa, industria o corporación el
concepto de competitividad es claro, pero no lo es a nivel nacional.
Finalmente, para Krugman, el cambio en
el estándar de vida de los ciudadanos es determinado por factores domésticos
relacionados con la productividad (factores microeconómicos), pero no por la
productividad relacionada con otros países competidores, sino simplemente por
la productividad doméstica. Por lo que entiende el término «competitividad»
como una forma poética de decir productividad , pero esto
no implica que en competencia internacional este término tenga utilidad. En
otras palabras, el término «competitividad de las naciones» es incorrecto ( Krugman, 1994).
Lombana y Rozas Gutiérrez (2009) abordan la
definición del concepto de competitividad atendiendo tres niveles de análisis:
en el nivel micro y meso encontraron coincidencias; sin embargo, a nivel macro
hacen referencia al economista Paul Krugman, quien
critica el uso del concepto de competitividad a nivel nacional . Para
superar este debate, los autores proponen que en lugar de hacer referencia a la
«competitividad de las naciones» (se refiere entre las naciones) sería más
conveniente utilizar el término «ambiente competitivo de la nación» (interno a
la nación) .
Por lo tanto, para estos autores aún no hay consenso en el concepto de
competitividad; sin embargo, argumentan que se podría unificar en un concepto
único que abarque las dos teorías: clásica y moderna; como una definición
vinculante de la competitividad. En ese sentido, los autores exponen que «uno
no debe escoger entre una de las dos teorías, pues no son ni mutuamente
excluyentes ni explícitamente separables». Por tanto, se puede sostener que es
inapropiado presentar a la ventaja competitiva como una alternativa (sustituta)
de la ventaja comparativa. Las dos teorías tienen que ser debidamente vistas
como complementos más que como competidores en la formulación de políticas
comerciales e industriales ( Lombana y Rozas
Gutiérrez, 2009).
Romo Murillo y Musik (2005) también abordan el concepto de
competitividad atendiendo tres niveles de análisis: el micro (o local), donde
la unidad de análisis son las empresas; el meso (regional o estatal), en el que
la unidad de análisis son las industrias, los clúster y los sectores, y el
macro (nacional e internacional), en el que la unidad de análisis es el país o
la región de un grupo de países (competitividad intrapaíses).
Ellos encontraron que existe consenso en la definición del término
«competitividad» aplicada a las naciones en prácticamente todos los autores,
sin importar si son economistas clásicos, neoclásicos o de escuelas de
negocios, cuando se relaciona con la tasa de crecimiento de la productividad
del país (pero no con la tasa de crecimiento de la productividad con relación a
otros países, que lleven a presentar la competitividad como un juego de suma
cero) ( Romo Murillo y Musik, 2005).
Michael Porter (1990)
, que es el pionero de la teoría de la competitividad, sugiere que la competitividad
se mida primeramente por la productividad al declarar que «la prosperidad de
una nación depende de su competitividad, la cual se basa en la productividad».
En este contexto, la mejor aproximación teórica sobre competitividad es
productividad, o bien, tal como afirma el profesor Paul Krugman (1994) , competitividad es un sinónimo de
productividad.
Una de las críticas fuertes al modelo de Porter (1990) fue hecha por Rugman (1991), Rugman y D’Cruz (1993), Moon, Rugman
y Verbeke (1998) y Dunning (2003) debido a su enfoque centrado
únicamente en el país de origen, es decir, que no se había considerado, por una
parte, el alcance geográfico de las empresas multinacionales y globales y, por
otra parte, el papel del gobierno como factor endógeno en su modelo. Y debido a
dichas omisiones los países pequeños con una gran actividad exportadora no
podían ser explicados con su modelo. Para solventar dichas críticas se
desarrolla el «doble diamante generalizado», que explica la competitividad de
una nación mediante el análisis de dos diamantes: uno relacionado con el
ambiente micro o local, y el otro, con el ambiente internacional macro, en
donde se incluyen las empresas multinacionales y las empresas globales, así
como al gobierno. Por otra parte, Cho (1994)
y Cho y Moon (2013) identificaron la falta de dos
factores de la competitividad nacional en el modelo de Porter (1990) , que son: factores físicos y factores
humanos. Dentro de los factores físicos, se incluyen los cuatro factores
endógenos del modelo de Porter (1990)
, y dentro del factor humano, este se desglosa en cuatro subfactores:
trabajadores, profesionales, empresarios y políticos y burócratas. Finalmente
se incluye al azar como factor exógeno; así se desarrolló el «modelo de los
nueve factores». Cho, Moon y Kim (2009)
consecuentemente agregaron dos categorías para el alcance del nivel geográfico:
el contexto doméstico y el contexto internacional; con esta adecuación al
modelo se cubren los faltantes de los tres modelos: el modelo de Porter, el modelo de los nueve factores y el doble diamante
generalizado, generando así una propuesta de modelo llamado del «doble diamante
dual», que integra a los anteriores ( Castro-Gonzáles, Peña-Vinces,
Ruiz-Torres y Sosa, 2013; Cho, Moon y Kim, 2009 ).
De la teoría económica clásica y moderna se han derivado otras
definiciones y modelos aplicables a nivel internacional, nacional, estatal y
municipal. A nivel global, los más reconocidos son el Global Competitiveness
Report, que
genera el World Economic Forum; el World Competitiveness
Yearbook, que
genera el International Institute for Management Development ( WEF, 2014-2015; IMD, 2014; Ramos Ramos, 2001; Cho y Moon, 2013; Cho y Moon, 2005; Lall, 2001 ),
y el modelo del doble diamante dual, que se genera en Seúl (Corea). A nivel
país y de las entidades mexicanas, los dos modelos más importantes son los que
genera el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO-Estatal) y el
generado por la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política
Pública (EGAP) ( Benzaquen, del Carpio, Zegarra y Valdivia, 2010; IMCO, 2014; EGAP,
2010 ). A nivel de desagregación de los municipios de los estados
mexicanos se cuenta con el modelo del IMCO-Urbano ( IMCO, 2007) (CONAPO, 2010), el trabajo de Bracamonte Sierra (2011) y el trabajo de
Quijano Vega ( Quijano Vega,
2007; IMCO, 2007; CONAPO, 2010; Bracamonte Sierra, 2011 ).
El presente estudio se desprende principalmente del enfoque
conceptual realizado por Cho y Moon
(2013) y la metodología de medición de OECD & JRC (2008); además se apoya en WEF (2014-2015), EGAP (2010) e IMCO (2014) para la
determinación de las variables de la competitividad a nivel geográfico del
país, del estado y de los municipios. Finalmente, puesto que algunos de estos
modelos fueron adaptados para generar indicadores compuestos de la
competitividad o relacionados con esta a escala geográfica estatal (o municipal),
se trabaja a partir de las metodologías que originalmente fueron diseñadas para
analizar países. Sin embargo, las metodologías antes mencionadas, aplicadas
tanto al contexto nacional como al estatal, presentan la deficiencia de no
contemplar en un mismo modelo a los tres niveles geográficos (municipio, estado
y país). En este sentido, se contribuye por un lado en cubrir parte del vacío
existente en las investigaciones en competitividad que relacionan los ámbitos
geográficos nacional, estatal y municipal, y por otro lado en medir la
competitividad mediante la técnica multivariante del
análisis factorial.
Teniendo en cuenta el anterior marco contextual, en el presente
trabajo se define y se mide la competitividad como el conjunto de tres grandes
categorías relacionadas con los aspectos económicos, humanos y físicos en el
ambiente micro, meso y macro que determinan el nivel de productividad sostenida
en el ámbito de las regiones geográficas (o entidades). Una vez definido el
concepto de competitividad que guía el punto de inicio de esta investigación,
se establece como objetivo central la propuesta de un modelo de competitividad
en los tres niveles (MC3N), mediante la desagregación de estas tres categorías
en sus factores determinantes; entre estos, el factor económico contiene el
desempeño económico; el factor humano contiene la fuerza laboral saludable que
se forma con la educación básica, el capital humano que se forma en las
universidades, posgrados y que participa como profesionista en los sistemas productivos,
las personas que generan riqueza a partir del conocimiento que son
especialistas e investigadores, las personas que participan como políticos y
burócratas en las instituciones; y el factor físico contiene el desempeño del
mercado, las infraestructuras y las tecnologías de información y comunicación
(TIC). Con base a lo anterior, se planteó la siguiente hipótesis de trabajo:
Probar que la competitividad en los tres niveles geográficos
(país, estado y municipios) está influenciada por los factores determinantes de
la competitividad (desempeño económico, desempeño del mercado laboral,
infraestructura y TIC, educación y salud básicas, capital humano calificado y
economía del conocimiento), debido a que estos factores determinantes
concentran las principales variables identificadas. Y que con esta
interrelación estructural es posible construir un indicador de competitividad
compuesto que mida a dichas entidades.
Metodología
Diseño de la
investigación. El tipo de estudio fue de diseño cuasiexperimental
de clasificación transeccional, y dada la naturaleza
de la relación entre las variables interdependientes con la variable de
respuesta obtenida, se consideró a su vez como un diseño de investigación
correlacional-causal compleja ( Hernández
Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio, 2010 ,
pp. 71-75).
Objeto de
estudio y selección de la muestra. Las
entidades objeto de investigación corresponden a nueve municipios, los cuales
forman parte del Estado de Sonora, con quien además se contrastan, y estos a su
vez son contrastados con los de nivel país. La muestra es tomada de estos nueve
municipios que representan al estado de un total de 72 de ellos, y que se
seleccionaron en base a dos criterios ( Garza, 2010; IMCO, 2007 ): 1) que concentren
el 80% de la población del estado, y 2) que concentren el 80% de la producción
bruta total (PBT) del estado. La tabla
1 contiene la información señalada.
Fuente: elaboración propia con base al Anuario estadístico y
geográfico de Sonora ( INEGI,
2013).
Datos:
instrumento, fuentes de información secundaria y variables de estudio. Se diseñó
un modelo conceptual de competitividad para caracterizar las entidades objeto
de estudio ( fig. 1 ,
de la sección de resultados) a partir de la revisión de la literatura y
atendiendo la consistencia con la definición y el marco conceptual. Los
principales problemas con los que se enfrentan al construir un modelo es la
falta de información desagregada disponible a nivel municipal, que esté de
acuerdo con el marco teórico, la credibilidad de la información y la
disponibilidad de esta al público. Considerando los desafíos anteriores, la construcción
del MC3N se nutre de fuentes de información de los bancos de datos de INEGI y
de otras fuentes oficiales. La matriz de datos, formada por 6 factores, 8 subfactores y 35 criterios, utilizados para valorar las 11
entidades para el periodo de análisis del 2010, se muestra en el anexo, en las tablas A1-A3.
Modelo. El modelo
de análisis factorial, que describe las covarianzas o correlaciones de un
conjunto de variables observables y 1, y 2, ..., y p en términos
de un reducido número de factores comunes que son latentes no observadas, se
presenta en su forma desarrollada como un sistema de ecuaciones lineales en 1 (
OECD & JRC, 2008; Timm, 2002; Peña, 2002 ).
(1)
Donde: Y i representa a las variables observadas obtenidas de las bases de datos.
Pero al estandarizarlos tendrán media cero y varianza unitaria para toda i = 1, 2,…, p; las λ 11, λ 12, ..., λ k son los coeficientes de regresión, y en esta técnica son conocidos
como los pesos o las cargas de los factores; las f 1, f 2, ..., f k son los factores comunes latentes o variables latentes no
observadas que se investigan, cada uno con media cero y varianza unitaria;
finalmente, los residuales e i son las perturbaciones no observadas de los factores únicos o
específicos. El modelo está limitado a trabajar con variables de razón o de
intervalo y cuidar que las variables tengan la misma dirección o sentido.
Así, cada observación o dato con respecto a la media se representa
como dos partes, la parte común y la parte específica, representadas por c i e e i ,
respectivamente. El modelo de análisis factorial (1) es usado para investigar
las partes comunes que no son observables de los datos Y i , expresando
para el i-ésima variable observada o dato con la
ecuación 2.
(2)
Donde: C i son los efectos ahora observados que resultan de la relación entre
los coeficientes λ i1, λ i2, …, λ ik y los k factores comunes latentes.
En términos de la varianza de los datos del modelo (1), puede ser
descompuesta en factores comunes y en factores únicos, como se puede observar
en la ecuación 3:
(3)
Donde: var (Y i ) es la varianza
de las observaciones aleatorias Y i; la varianza de ci se refiere a la varianza común o comunalidad
que se investiga, y la varianza de e i es la varianza única o especifica. La ecuación anterior también
se puede representar como:
(4)
Donde: el primer término es la suma de los efectos de los factores y el
segundo el efecto de la perturbación. Llamando a la suma de los efectos de los
factores como:
(5)
Donde: hi2 es la varianza común o comunalidad.
Metodología
del análisis factorial confirmatorio. Existen
varias alternativas para tratar el modelo dado en (1). Sin embargo, el más
común es el relacionado con el método de extracción por componentes principales
para la construcción de indicadores compuestos a partir de modelos conceptuales
( OECD & JRC, 2008
). La metodología general para el análisis se presenta a continuación:
1. Estandarizar o normalizar las variables originales. Formalmente
esto se logra con una transformación de la distribución normal estándar con
media cero y varianza uno mediante la ecuación 6, debido a que estas vienen
expresadas en distintas unidades de medición ( OECD & JRC, 2008; Espejo Benítez e Hidalgo Pérez,
2011; Gutiérrez Pulido y Gama Hernández, 2010 ).
(6)
Donde: Zij es la variable j estandarizada
con media cero y varianza uno de la entidad de observación i; Y ij representa a cada variable j de la entidad de observación i; YJ¯
representa la media aritmética de los valores de la variable j; S j representa la desviación estándar de la variable j.
2. Obtener las varianzas de las variables originales
estandarizadas (Y ij ) con media cero y varianza uno. La nueva variable obtenida de esta
transformación se simboliza por (Z ij ), a la
cual se la conoce como la matriz de correlación estandarizada1 ( De la Garza
García, Morales Serrano y González Cavazos, 2013 ).
3. Mediante la prueba de contraste de esfericidad de Bartlett y la
medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin se determina el grado de correlación general, la
correlación parcial entre las variables y la conveniencia del análisis
factorial para el análisis que se propone. Con la ecuación 7 se obtienen los
valores de la ji cuadrado de Bartlett y con la ecuación 8 se obtiene la medida
de suficiencia de muestreo general (MSAg), el cual
puede extenderse a las variables individuales (MSAj),
usando la ecuación 9 para excluir aquellas que sean inaceptables (también se
identifican por valores menores a 0.5 en la diagonal principal de la matriz de
correlación antiimagen) ( Hair, Anderson, Tatham y Black,
1999; De la Garza García et al., 2013 ).
(7)
Donde: Xc2 es la ji cuadrada calculada; n es el número de datos; m es
el número de variables; R es la determinante de la matriz de correlación, la
cual oscila entre 0 y 1, es decir 0≤R≤∼1, el valor de 1
indica que es una matriz identidad2.
(8)
Donde: el índice MSAg es la medida de suficiencia o
adecuación de muestreo general acotada entre: 0 a 1, lo aceptable es que MSA g ≥0.5; rijp2 es el coeficiente de correlación parcial entre (z i, zj ) eliminando la influencia del resto de las variables.
(9)
Donde: el índice MSAj es la medida de suficiencia o adecuación
individual la cual se acota desde 0 a 1, lo aceptable es que MSA j ≥0.5; rij(p)2 es el coeficiente de
correlación parcial entre (z i, zj ) eliminando la influencia del resto de las variables.4. Se
calculan los valores y vectores propios mediante la ecuación 10 y 11. La
ecuación 11 da origen a la matriz ortogonal para la transformación, renombrada
L⌢ ( Pla, 1986; De la Garza García et
al., 2013; Peña, 2002; Timm, 2002 ).
(10)
En donde: R
es la matriz de correlación estandarizada de dimensión (p x p); λ es un
escalar cuyos valores de lambda son encontrados y se les denominan valores
propios (eigenvalores); I es la
matriz identidad; L es un vector de dimensión (px1), no nulo, que se le llama vector
propio (eigenvector).
5. Determinar el número óptimo de factores, atendiendo los
siguientes tres criterios: a) scree test , que es un
gráfico de sedimentación entre el número de factores y los eigenvalores
que se obtiene de la ecuación (10). Una variante u opción a este criterio es el
uso del valor propio o eigenvalor ≥ 1; b) porcentaje
de correlación lineal múltiple de cada variable con los factores o comunalidad ≥ 60%, de acuerdo con Hair et al. (1999, p. 93) ; c) porcentaje
de la varianza explicada acumulada (PVEA) ≥ 60%, mediante la ecuación 12 ( Timm, 2002; De la Garza García et al., 2013; Espejo Benítez e
Hidalgo Pérez, 2011; OECD & JRC, 2008; Hair et
al., 1999 ).
(12)
En donde: PVEi
es el porcentaje de la variación explicada individual del factor i ésimo; λ i es el eigenvalor de la observación i ésima;
VT es la variación total (o número de variables).
6. Probar el modelo conceptual planteado.
7. Llevar a cabo una rotación ortogonal de la matriz factorial
siguiendo el método de rotación varimax3 que simplifique la identificación visual de grupos de variables,
mediante las cargas de los factores óptimos determinados ( Hair et al., 1999; De la Garza García et al., 2013 ).
8. Construcción de un traductor de competitividad o codificación
para el MC3N. A partir de las cargas del eigenvector
del modelo conceptual ya probado, es decir, con la interpretación de las dos
primeras componentes que asegure al menos un 60% de varianza explicada de
acuerdo con el tercer criterio de los mencionados en el apartado sobre la
selección óptima de los factores, se hace una interpretación conjunta de las
dos primeras componentes, y así se escogen las cargas de los factores (eigenvector) que multiplican a cada una de las variables
estandarizadas con la ecuación (6) de cada entidad ( OECD & JRC, 2008).
Para la construcción tanto del ranking individual de los factores
determinantes comunes como para el ranking global, se hace como ya se señaló en
este paso. Sin embargo, con la finalidad de permitir una fácil interpretación
de estos índices, se utiliza la ecuación 13 para ordenar los datos codificados
en una escala de cero a cien ( OECD
& JRC, 2008).
(13)
Dónde: I ij es el valor del indicador i en escala de 0 a 100 para le entidad
j; IN ij es el valor del indicador i para la entidad j; minjXi
representa al indicador más bajo desde la entidad j, y maxjXi
representa al indicador más grande desde la entidad j.
Resultados
Como
anteriormente se comentó, con base en la evidencia empírica de investigaciones
relacionadas y con el apoyo del programa estadístico SPSS 17.0 y Minitab 17.0, se logró identificar la reducción de las 35
variables iniciales en 6 factores comunes que proporcionan un 93.675% de la
varianza total explicada, utilizando en dicho análisis el criterio de
eigenvalor4 ≥ 1 en sus
variables estandarizadas, tal como se muestra en la tabla 2 , que presenta tanto la matriz de
componentes sin rotar como la matriz de componentes rotada. Los seis factores
comunes antes mencionados fueron usados también como apoyo para elaborar las
tablas A1-A3 (anexo).
Para
explicar la relación existente entre las variables de los factores
determinantes y la competitividad de las entidades, es decir, la existencia del
grado de interrelación entre los grupos de variables, el requisito es probar el
grado de correlación de las variables deslindadas con cada factor común. El test de esfericidad de
Bartlett y la medida de adecuación de la muestra de Kaiser-Meyer-Olkin nos dicen el grado de adecuación del análisis factorial. En la tabla 3 se presentan los
resultados, en donde se demuestra que ambas pruebas determinan que el análisis
factorial es adecuado para estudiar las interrelaciones entre las variables de
cada factor común, con excepción del determinante denominado desempeño del
mercado laboral, debido a que su nivel de significancia es muy bajo (0.747);
esto se debe a que se comprueba la ausencia de correlaciones significativas
entre las variables precisadas en este factor, es decir, se prueba la hipótesis
nula de que la determinante de la matriz de correlaciones se ajusta a la matriz
identidad, por lo que no debe utilizarse el determinante desempeño del mercado
laboral en el análisis factorial. Por otra parte, el determinante de economía
basado en el conocimiento fue aceptado con 10 grados de libertad, debido a que
se eliminó una de las variables (candidatos) por tener un valor de MSA j <0.5,
es decir, por presentar un índice de correlación parcial muy bajo con respecto
del grupo de variables en dicho determinante.
Del sistema de ecuaciones (1) y las ecuaciones (10) y (11)
finalmente se obtienen los eigenvectores
correspondientes a los pesos de las variables originales estandarizadas usados
para estimar a cada variable latente individual (o indicador individual), y con
el conjunto de estas variables latentes se obtienen los eigenvectores
para estimar la variable latente global. Los resultados resumidos se muestran
en la tabla A4 del anexo
para el conjunto de dichas variables.
Los resultados anteriores demuestran la hipótesis planteada en
este trabajo relacionado con el sustento del diseño del modelo MC3N a partir de
la revisión de la literatura, la validez y la confiabilidad estadística, que
están resumidas en las tablas 2,
3 y en el anexo
(tabla A4). Así mismo, en la figura 1 se muestra el modelo MC3N, que
presenta las interrelaciones entre las variables de los factores determinantes
y la competitividad de las entidades. Los datos entre paréntesis se refieren a
la variación total explicada acumulada del primer factor común para cada
determinante calculado con la ecuación (12) desde la tabla A4 del anexo ; los otros se refieren al
dato referente al coeficiente de correlación lineal múltiple de cada
determinante en el conjunto de los dos factores, quienes explican un 87.4% de
la variación total acumulada, calculada con la ecuación (5); el otro dato se
refiere al valor p en test de Bartlett, presentado en la tabla 3.
Aun cuando el determinante desempeño del mercado no fue
considerado en el análisis, debido a que no se encontró correlación
significativa entre las variables consideradas en el estudio, sin embargo esto
no significa que dicho determinante no sea importante, pues existen otras
variables que se pueden considerar, tales como: exportaciones totales,
importaciones totales, inversión extranjera directa (IED) entrante, IED
saliente, participación porcentual en las llegadas de IED mundial, que son las
variables más citadas por los principales autores, como Porter (2008) , entre otros. Sin embargo, los datos
de estas variables no están disponibles a nivel de desagregación de los
municipios y, por ende, no fue posible evaluar su impacto en el modelo
conceptual.
Para caracterizar la competitividad de las entidades se procedió a
lo descrito en el paso 8 de la metodología. Así, tanto en la tabla 4 como en la figura 2 se muestra el ranking traducido al
lugar de la posición que le corresponde a cada una de las once entidades.
Es de
notarse, tal como apunta Garza
(2010) , que se llega a una jerarquización muy similar de competitividad
de las entidades si solo se considera el determinante desempeño económico. Esto
es debido a que dicho determinante presenta una alta correlación lineal
múltiple compuesta (o global) o correlación de Pearson. Sin embargo, en nuestro
caso del presente estudio la interpretación del ranking global es más completa,
ya que contiene la información del conjunto de los factores determinantes de la
competitividad.
Conclusiones
Aun cuando
el concepto de competitividad es muy complejo, existe consenso en dicho término
cuando es usado en los niveles micro y meso. Sin embargo, en un nivel macro, el
concepto se presta para el debate al referirse a la «competitividad de las
naciones». No obstante, como ya se señaló, hay consenso entre las escuelas de
los clásicos y la de negocios cuando se relaciona el concepto con el de
productividad interna al país, pero no con relación a otros países. De este
modo se ha desarrollado, entre otros métodos, el presente modelo MC3N como una
herramienta para los hacedores de políticas de Estado, tomadores de decisiones
del sector empresarial, académicos e investigadores interesados en medir,
conocer o explicar la competitividad geográfica del país, del estado o de sus
municipios e identificar por un lado qué factores deben mejorarse y por otro
lado las variables de los factores determinantes que más han contribuido al
éxito de su competitividad.
El modelo conceptual MC3N fue desarrollado estableciendo
causalidad mediante justificación teórica en otros modelos, y apoyándose en
datos empíricos se identificaron seis determinantes de la competitividad, a los
que se denominó factores: 1) desempeño económico; 2) desempeño del mercado; 3) infraestructura
y las TIC; 4) educación y salud básicas; 5) capital humanos calificado, y 6) economía
basada en el conocimiento. Además, para cada uno de los factores se
identificaron los subfactores y sus variables, que
miden finalmente los seis factores determinantes de la competitividad. Los subfactores constituyen un segundo nivel y las variables un
tercer nivel de desagregación, tanto para los insumos de información como para
su análisis.
La aplicación empírica del modelo MC3N muestra que al verificarse
se logró comprobar la hipótesis para 5 factores determinantes que inciden en la
competitividad de las entidades; estos son: desempeño económico,
infraestructura y las TIC, educación y salud básicas, capital humano calificado
y economía basada en el conocimiento. En cuanto a la determinante desempeño del
mercado laboral, se encontró que no fue significativa debido a que las
variables no estaban suficientemente correlacionadas, lo que significa que
dichas variables han tenido una relación plausible, o bien que desde un
análisis de este tipo, donde no se distingue la perspectiva del tiempo (más de
un año), con dichas variables no se puede demostrar la causalidad. Lo anterior
no significa que este factor debe ser eliminado del modelo conceptual, sino que
se debe probar esta dimensión utilizando otras variables desagregadas a nivel
municipal e incluir la perspectiva del tiempo.
Los resultados del modelo empírico MC3N que se muestran en la figura 2 muestran que el
municipio de Hermosillo es el más competitivo tanto del país como del Estado de
Sonora y del resto de los municipios. Por otro lado, se encontró que el
municipio de Cajeme, el Estado de Sonora y el país se encuentran en la misma
etapa media de desarrollo competitivo, mientras que los municipios de Guaymas,
Nogales, Navojoa, Puerto Peñasco, Caborca, San Luis Río Colorado y Agua Prieta
se encuentran en un nivel de competitividad baja. Los hallazgos coinciden con
los resultados reportados por el IMCO en 2010, en el sentido de identificar
primero a Hermosillo con competitividad más alta (en la clasificación de
adecuada); sin embargo, los resultados divergen al identificar después a Cd.
Obregón (o Cajeme) y Guaymas en la misma etapa de desarrollo localizada por
encima de la media de competitividad; el resto de los municipios no son tomados
en consideración en su análisis.
Finalmente, como resultado concluyente de este primer trabajo, se
deriva una segunda fase de esta investigación que corresponde a la
identificación de la competitividad en los 72 municipios del Estado de Sonora,
y que además esta sea comparable en el tiempo.
Agradecimientos
Agradecemos al editor, al subcomité del
comité editorial y a dos árbitros anónimos. Un agradecimiento especial al Dr.
Miguel Ángel Vázquez Ruiz, al Dr. Juan Enrique Huerta Wong, y al M.I. Carlos Anaya
Heredia por sus valiosos comentarios en la primera versión de este artículo.
Anexo
Tablas
A: desempeño económico; B:
infraestructura y TIC; C: educación y salud básicas; D: capital humano
calificado; E: economía basada en el conocimiento.
Método de extracción:
análisis de componentes principales.
Fuente: elaboración
propia.
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Notas.
1 Una matriz de correlación estandarizada está formada en su
diagonal principal por números unos y será simétrica ( Pla, 1986; De la Garza García et al., 2013 ).
2 Una matriz identidad contiene en su diagonal principal unos
y fuera de ella ceros, lo que indica que no existe correlación entre las
variables, por lo que el análisis no debe llevarse a cabo ( Timm, 2002; De la Garza García et al., 2013 ).
3 Para aplicar el método de rotación varimax
se debe calcular una matriz B = AL, donde: A es la matriz factorial y L es la
matriz ortogonal a ser calculada; donde Lˆ*LˆT=I ( Becerril Torres, Alvarez Ayuso,
del Moral Barrera y Vergara González, 2009 ).
4 El término eigenvalor se refiere a la cantidad de
información que cada uno de los factores logra captar del conjunto de
variables, es decir, es la varianza total explicada por cada factor común ( De la Garza García et al., 2013 ).
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Administración.
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